sábado, 24 de diciembre de 2011

once más uno.

Otro mes más, se me antoja seguir a tu lado. Y pienso, y existo, y me digo: ¿seguirá a mi lado, este vicio, estos sentimientos, esta rutina y esta felicidad de ahora en años?
Puede que tenga que acostumbrarme a muchos puntos y aspectos que conllevan una vida en común, a dejar  de pensar por mí misma y empezar a pensar la mitad, y,a la vez, el doble.
Puede que tenga que dejar de desperdiciar todos los minutos que se escapan pensando en: ¿Y sí...?, para centrarme en lo que de verdad es importante.
Pero decidí ser la primera persona en pisar tierra firme, sobre tus curvas, y sin ningún tipo de dudas. Porque somos nosotros mismos quienes ponemos los límites, pero he decidido ser yo quien deba cruzarlos y burlarme de lo que consideramos como imposible.
Así que, por ahora, seguiré vagando sobre mi luna particular...

Brownie de chocolate, once.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Felicidades a la cosa más dulce del mundo.

No podría pasar por alto un día tan especial, y menos para una persona tan importante desde, hace ya, un año.
Como a todos nos pasa, suele haber días buenos y malos, mejor o peores, pero tenemos la suerte de que, al final, siempre seremos capaces de solucionar cada pequeño desacuerdo. Por eso, hoy quiero darte las gracias por esos detalles que has tenido conmigo, ahora y siempre. Para pedirte que no cambies nunca, que no seas tan exigente contigo misma, que te felicites de vez en cuando y que valores cada cosa que hagas, por muy pequeña que sea.
También, que no seas tan cabezona, que no te enfades tanto, porque se te arruga la naricilla *-* y que no dejes, nunca, de sacarme una sonrisa; por las mañanas en cuanto te veo bajar del autobus resoplando de tanta gente que venía montada, como cada noche cuando me envías una pequeña parte de ti transformada en un pequeño mensaje.

Está bien, porque no escribo estas palabras para escribir algunas cosas que tienes que mejorar, sino para decirte que,aún así, te hacen muy dulce. Y, sobre todo, para desearte que pases el mejor cumpleaños de tu vida, que disfrutes de lo que te queda por delante, que no es mucho, sino muchísimo. Que sigas siendo tal y como eres: que no salgas de la cama hasta los últimos cinco minutos, que te vayas a duchar a las doce de la noche, que no desayunes nunca en casa, que me abraces tan fuerte que me dejes sin respiración, que me mires y me ruborices, que veamos millones de películas, series, dibujos... metidas en una manta en pleno agosto,etc.

Por todas estas cosas, y por muchísimas más, es por lo que espero que sigas siendo tan dulce y maravillosa como siempre.

Cumple muchos más, y sé muy muy feliz.

Te quiero, G.

It looks like love has finally found me...

martes, 6 de diciembre de 2011

Diez más trece.


And I miss you more than I should
Than I thought I could
Can't get my mind off of you
...
Come find me


Tú harás que cada veintrés sea especial, distinto, divertido, bonito... Pero lo más importante es que no solo el veintrés será un día diferente, sino que cada día que pasa, haces que los días sean "más mejores".

domingo, 30 de octubre de 2011

Renuncio al amanecer sin azules,pero...


Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.

domingo, 23 de octubre de 2011

Dos y tres.

Ni mil fotos, tablones, estados, dedicatorias, mensajes, cartas o poemas podrán describir una de tus sonrisas, un beso, un abrazo o la felicidad que veo en tus ojos. 
Me gustaría asegurarme de que voy a vivir la vida junto a ti, quiero que me prometas que siempre que te vayas, regresarás. Quiero asegurarme de que cada película que vea, tapada con una gran manta y rodeada por unos brazos, serán los tuyos. Que cada sonrisa que comparta sea contigo. 
Quiero, quiero, quiero y puedo. Me gusta caminar junto a ti, me gusta estar contigo, me gusta comprarte libros que solo te gustarán a ti y a dos personas más: MM y Chomsky. 
Me gustan las tardes de invierno, las tardes frías y de lluvia, y que apoyes tu cabeza sobre mi hombro, para intentar proteger tu nariz del frío.
Me gustan tantas cosas, como tantas cosas quiero. Pero no necesito tantas cosas que me gustan, como tanto me gusta quererte a ti. 

Nueve sobre una nube.

sábado, 22 de octubre de 2011

El encanto.

El artista es el creador de las cosas hermosas.
Revelar el arte y ocultar al artista es el objetivo del arte.
El crítico es aquel que puede trasladar a otro estilo o a un material nuevo su impresión de las cosas hermosas.
La más alta forma de crítica, igual que la más baja, es un modo de autobiografía.
Quienes hallan significados feos en las cosas hermosas están corrompidos y sin encanto. Esto es un defecto.
Quienes hallan significados hermosos en las cosas hermosas son los cultivados. Para ellos existe la esperanza.
Para los elegidos las cosas hermosas significan solo la Belleza.
Tu belleza interna son los aspectos positivos de algo que no es físicamente observable.

sábado, 15 de octubre de 2011

Felicidades a un hombre feliz.

Alegría, felicidad, entusiasmo, risa, animación y alborozo podrían ser los mejores adjetivos que pueden definir a este chico más feliz que una perdiz. 
Desde el primer día que le conocí hasta hoy mismo, no ha habido un solo día en que haya estado triste o, simplemente, en el que no haya sonreído. Lo cual, por otra parte, hace que me ruborice y que me avergüence de mí misma por todas esas veces en las que he pasado mis días tristes junto a él. 
Le gusta reír hasta hacer reír a los demás, contagia su felicidad al resto y esto hace que los demás nos sintamos a gusto a su lado. 
A parte de la felicidad, es un chico muy fiestero. Él es el primero que dice: vayámonos de fiesta o, su frase más repetida, ¡Qué ganas de ir a una espicha! 
Es un poco liante, a veces, pues no podrías fiarte de él, si de alcohol se trata. 
También es un poco despistado, se pasa los días diciendo "la dije" y hace que nos piten los oídos al resto. Él vuelve a reír y dice: "¡Qué más da! Ya he aprobado Español Correcto"
Puede ser muchas cosas, puede tener muchas características geniales y mejores, pero con lo que realmente nos podemos quedar es que se trata de un chico feliz, que no lo disimula y, lo mejor de todo, que saca una sonrisa a los demás en los peores días.

Felices diecinueve, SSS.
Cumple muchos más, SerSerSer.
Disfruta de tu día, chico feliz.
Y no cambies nunca,Sergio.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Veintitrés.23.

Acaso tiene que tener un significado especial? 23. Si es así, qué significa para ti? 23. Significa algo para mí? 23. El qué? 23.

Veintitrés, dos y tres, 23.Un todo, la nada. Ganar o perder. Dar y recibir. Ir y volver. Subir y bajar. Esperar,avanzar. Sonreír y llorar. Aceptar. Escuchar. Comprender. Comentar. Aconsejar. Corresponder. Hacerte feliz.

Intentar entender, tener paciencia y ser capaz de apaciguar los momentos de dolor; de la misma manera que acompaño los momentos de alegría.
Con calma, comprensión y cariño.

Más ocho.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Herself.

Suelen decir que una vez que publicas un texto te convertirás en otro lector más. E,incluso, que el resto de lectores podrán entender tu pequeño relato o tu gran historia de una manera muy diferente a lo que el autor quiere dar a conocer. 

Trataré de representarla tal y como es, de la manera como yo la conozco, mis impresiones, sentimientos y pensamientos sobre ella; pero, el siguiente paso, no estará en mis manos...

Podría decir que se trata de una persona, aparentemente, fuerte. Pase lo que pase siempre se mantendrá firme y dispuesta a seguir adelante. No es de ese tipo de gente a la que le quedan marcas en su piel si algo le hace daño, se mantiene intacta. A veces, pienso, es demasiado dura y exigente consigo misma. Pero, muchas otras veces, también es una persona cariñosa, sincera, amable, dulce, comprensiva y, por qué no decirlo, "blandengue".
Ella es feliz o aparentemente feliz. Es mi característica preferida, porque contagia su felicidad a todo aquel que encuentra. Tiene el don de hacer reír a la gente, no tiene pelos en la lengua y dice las cosas tal y como son; dejándote, en más de una ocasión, avergonzada de lo que pueda comentar.
Siempre tiene que tener la razón y le obsesionan taaaaantas cosas... 
Es una persona charlatana y en cuanto se le mete un tema entre ceja y ceja no deja de hablar de él nunca. Es detallista; con pasar una pequeña temporada a su lado puede saber cosas de ti que nunca antes ha sabido nadie.
Se puede decir que se trata de una persona dispuesta a aprender, a enseñar a los demás e,incluso, se permite el lujo de corregirlos. 
Pero, sobre todo, se trata de una persona enamoradiza.

TAG.



domingo, 11 de septiembre de 2011

Improvisemos un guión definitivo.

Tal y como prometí, siento mi tardanza, pero más vale: tarde que nunca.

 Recuerdo el día que te conocí como si fuera hoy, y ahora. Hubo algunos cruces de miradas y cierta duda ante la posibilidad de conocernos, pero por mi parte no fue así. Poco a poco, los días pasaban, e ibamos entablando pequeñas conversaciones. Pero, rápidamente, te convertiste en esa persona cercana, cariñosa, comprensiva, dulce y buena que todo el mundo necesita.

Tardamos tiempo, como es lógico, en comenzar a confiar el uno en el otro. Pero ahora cada pequeño detalle y cada gran cosa que nos acontece es expuesta con naturaleza, como hacen los grandes amigos. Por eso, hoy, quiero agradecerte todos esos momentos, esas indecisiones, esas lágrimas que sobre tu hombro caían, esas risas compartidas…

Gracias por ser como eres, gracias por entenderme, gracias por darme tus opiniones, gracias por hacerme reir, gracias por confiar en mí, gracias por ‘prestarme’ tu hombro cada vez que necesito llorar, gracias por ser tan encantador conmigo, gracias por escucharme, gracias por no llamarme pesada cada vez que te aburro con mis idas de olla, gracias por apoyarme, gracias por darme ánimos a seguir con cada cosa,gracias por cuidar de mí. Pero también: gracias por contarme tus cosas, gracias por esos detalles que solo tú tienes los 23 y el resto de días, gracias por ser tan feliz viendome tan feliz, gracias por dejar que mi risa te contagie de felicidad. En resumen, gracias por ser como eres.

No cambies nunca, porque todos te queremos como eres. Porque necesito que cuides de mí, y porque yo también quiero corresponderte, cuidar de ti, escucharte, sacarte millones de sonrisas y, con todo mi corazón, hacerte lo más feliz que pueda, AJM.

martes, 23 de agosto de 2011

23 Agosto.

Suena raro mirar el calendario y ver que hoy es mi día. Una fecha importante-imagino que el resto piense, pero considero que cada día es importante y que cada día nos vamos haciendo más mayores o viejos, según cómo se mire. Al igual que cada día vamos desprendiéndonos un poco más de ciertas personas y juntándonos otro poco más con otras. De la misma manera que vamos creando nuestro futuro, día a día, minuto a minuto...

Siempre he tenido muchas cosas claras: mi futuro, mis amigos, mis preferencias, mis virtudes y mis defectos, incluso. Pero nunca me preocupó quién podría acompañarme a llevar a cabo todas estas cosas, quién me enseñaría a superar mis defectos, a reírme de mis errores y a hacerme un poco mejor. Ahora que he encontrado a esta personita, espero que siga mi camino, que me ayude a ser fuerte y a superar mis errores, que tenga paciencia, que espere por mí y que sea tal y como es.

Otro más; distinto, pero bonito. Incluso perfecto...

Brownie de chocolate.

lunes, 22 de agosto de 2011

Rumor.Chismorreo.Morbo.Pensamientos.Sentimientos.

La sociedad actual ha cambiado- dice un hombre en pleno Santo Domingo. Te espero, como cada tarde a las 6 en punto y hoy llegas más tarde.
No me impacienta esperar, no me canso de estar de pie ni me agobia tampoco que el sol me atice en la cabeza.
Ahora no pienso eso; vuelvo atrás, tan solo por un par de minutos, y me quedo con la frase de este hombre.

La sociedad actual se mueve por los rumores, los chismorreos y de lo que ellos desprende: morbo. Tan solo un comentario, una imagen, una canción o una llamada pueden hacer de la nada un todo. Pero lo que de verdad tendría que predominar es la certeza.
En cambio, la popularidad está por encima de cualquier verdad que no pueda darte un poco de atención con respecto al resto de personas. Si no eres el cabeza del grupo, no "molas". Y para ello hay que tener una gran noticia; la cual si no la hay, te la inventas.


Pasa el tiempo, aún no has llegado, te espero pacientemente y en mi cabeza se plasma la frase:"Está todo mal!" Hay un duelo de pensamientos entre el hemisferio derecho y el izquierdo de mi cerebro y juegan al "pregunta y respuesta" Así que la otra parte de mi mente grita:"Y qué!?"

Llegado a este punto decido no darme la vuelta, mirarme la espalda y ver los puñales que en ella hay. Dejaré que piensen, inventen y cuenten. Pero nunca sabrán la certeza ni las verdades que crean todos esos rumores, y lo más importante: no dejaré que jueguen con nuestros sentimientos y, mucho menos, que estos cambien.

Te quiero.

lunes, 15 de agosto de 2011

Se acabó la cuenta atrás.

Por fin estoy aquí, en esta ciudad que se me antoja al mismo tiempo hogar y prisión. Sin duda alguna, si tengo que resaltar aquello que me ata a esta mole vetusta y fría, será en tus ojos marrones en lo primero en lo que piense. No importa, en realidad, el sitio en que me encuentre. Cáceres, Huesca o el fin del mundo, lo mismo da. Porque hay algo entre tú y yo, que está muy por encima de los kilómetros que nos separen, de la gente que nos separe, de las circunstancias que nos separen, y es esta certeza inexpugnable de que volveremos a estar juntas. Ha sido difícil de construir, y hemos tenido que buscar materiales escasos, como la confianza y la paciencia, pero, y de esto no me permito dudar, logramos hacer de nuestra atracción un feudo en el que a nadie más le está permitido entrar. Sé que ha sido duro. Trece días ni más ni menos, con sus horas, sus minutos y sus interminables segundos. Y, sin embargo, aquí regreso, al lugar donde pertenezco, ni más ni menos que entre tus brazos, y bien cerquita de tus labios.
Te quiero.

.Grecia.

PD- ¡Gafotas!

sábado, 13 de agosto de 2011

Dos días.



En el mundo genial de las cosas que dices,
hay tesoros de nadas, planetas sin grises,
con millones de estrellas que llenan mi mente, 
yo no sé si se puede quererte más fuerte.

Y,hoy,tacho otro día de mi calendario...

viernes, 12 de agosto de 2011

Tres días.

+¿En serio me estás diciendo que este reto tiene que formar parte de nuestra larga lista de cosas por hacer?
-Sí, aunque no lo creas.
+ Está bien, vete. Esperaré contando los minutos que quedan para volver a ver tu silueta a los lejos, pero prométeme que volverás.
- Te lo prometo.
+ No, júramelo.
- Te lo juro.
+ Vete, pero vuelve. Una promesa es una promesa...


Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

jueves, 11 de agosto de 2011

Cuatro días.

Ráscame la espalda, mánchame las gafas, mirame el ombligo, toca mis lunares, descubre mis sorpresas, hazme enfadar, desordena el orden de mi vida, vete; pero siempre vuelve.

Y,hoy,tacho otro día de mi calendario...

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cinco días.

Llevo toda la tarde metida en casa y estoy realmente cansada. Me pregunto de qué será e imagino que la respuesta sea: de no hacer nada.
Me pongo el pijama, me lavo los dientes, abro la cama y me echo sobre esta. Dejo que mi ordenador vaya encendiéndose poco a poco mientras me relajo en la cama. Me acomodo la almohada y comienzo a pensar en lo que esta noche voy a dedicarte. No se me ocurre nada y lo poco que me pasa por la cabeza lo descarto rápidamente. 
No recuerdo tu cara, tu voz, la comisura de tus labios ni el sabor de estos. Te echo de menos. El ordenador ya está encendido, no ha tardado mucho esta vez.
Abro las páginas habituales, pero no me aportan ninguna información nueva. Me aburren y me pongo a ver una película. 
Hoy, la cama es demasiado grande, está fría y, a la vez, vacía. Y,por si fuera poco, todas las paredes de mi habitación gritan tu nombre. Te esperan, impacientemente, las frías paredes de color amarillo... y tu pequeña P.


Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

martes, 9 de agosto de 2011

Seis días.





No pienses, cierra los ojos y deja que el tiempo pase. 

Y,hoy,tacho otro día de mi calendario...


domingo, 7 de agosto de 2011

Ocho días.

No, hoy tampoco se me ha olvidado. Ya casi no queda nada, pero como dicen por ahí: "lo bueno se hace esperar".

Suelen decir que una de mis "virtudes" (no creo que tenga de eso) es mi paciencia. Prometí esperar, llamar, hablar, contar, escuchar, reir y llorar por cada cosa que contases. En estos, aún pocos, días que han pasado hemos vivido todos los momentos anteriormente mencionados.
Particularmente, me gusta dedicar una parte de mi tiempo a coger mi teléfono y contarte cada cosa que me ha ido pasando durante estos días, hasta tal punto que pueda casi sentir que te tengo en frente de mí y que no estoy hablando a través de este aparato. Pero ya queda menos, no queda nada - me digo.
Y, así ocurrirá con cada minuto que pase de los días que quedan.



Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

sábado, 6 de agosto de 2011

Nueve días.

El día amanece nublado, por lo que no descartaré que esta tarde caiga una gran tormenta. Me siento en mi escritorio, enciendo mi ordenador y, mientras miro por la ventana, comienzo a escribir.

Esta mañana, el viento sopla un poco más fuerte que los días anteriores. Me gusta imaginar las tardes como hoy, en las que estábamos en el parque y, cuando menos lo esperábamos, comenzaba a llover. No nos importaba mojarnos, marchábamos tranquilamente, parábamos a comprar algunas cosas para picar y nos encaminábamos para casa, donde veríamos una pelicula hasta que me quedase dormida. Lo que solíamos llamar "tarde de: manta+peli".
No nos importaba que fuera invierno o que fuera verano, siempre nos echábamos sobre el sofá, nos tapábamos y comenzábamos a ver la película con un gran bol de palomitas. Las películas siempre tenían el mismo final para mí: quedarme dormida. Era, y es, algo que te hace mucha gracia y aún no entiendo el porqué.

Esta tarde será diferente, me sentaré en el sofá y miraré por la ventana para ver cómo las gotas caen sobre el cristal del salón y esperaré, todo lo pacientemente que pueda, a que el tiempo se le antoje otra tarde como esta y que tú estés a mi lado para volver a ver otra película junto a mí.

Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

viernes, 5 de agosto de 2011

Diez días.



Vuelve, vuelve...
Vuelve, vuelve... a mi lado.


Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

jueves, 4 de agosto de 2011

Once días. Los sueños, sueños son.

Cada vez queda menos, sí. Y cada vez el tiempo pasa más y más lento.
"Ven, quédate a mi lado y no digas nada. Tenemos todo el tiempo del mundo, ahora que me has prometido que no volverás a marchar.
Me tumbo y me acoges entre tus brazos, ahora ya puedo decir que estoy tranquila. No hay nada mejor que escuchar el latido de tu corazón y tu respiración...
Te abrazo fuerte, te tengo conmigo; pero aún siento miedo de quedarme dormida y que cuando me despierte ya no estés junto a mí. Mi corazón comienza a latir más y más fuerte, pero estás tú ahí conmigo y dices: no me voy a ir, estate tranquila.
No digo nada, te pego un achuchón y me quedo dormida."
Me despierto y no estás. Miro el teléfono y veo que aún es 4 de agosto...

Y,hoy,tacho otro día de mi calendario...

Te quiero.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Doce días.

"El tiempo pasa volando"-escuché esta mañana decir a una señora. Miro el reloj y son las doce en punto, llevo una hora vagando por las calles y todo me recuerda a ti. Pienso y analizo esa frase y me doy cuenta de que lleva razón, pero en mi caso no es así.
El tiempo pasa volando cuando te tengo cerca, cuando caminamos sin rumbo fijo, cuando nos echamos en un parque a leer o,simplemente, cuando te miro fijamente sin articular palabra.

Puedo decir que he sobrevivido un día, pero tengo que tener en cuenta que aún me queda una larga lista por delante; de la cual, no puedo decir que sí sobreviviré...

Y,hoy,tacho otro día de mi calendario...

Te quiero.

martes, 2 de agosto de 2011

Trece días.

¿Recuerdas cuando prometí no acostumbrarme a ninguna rutina? ¿Recuerdas cuando me dijiste que no me enamorase de ti? ¿Recuerdas cada momento, situación y ocasión a mi lado? ¿Y yo al tuyo?
Cuando nos acostumbramos, día a día, a hacer las mismas cosas con las mismas personas y te encuentras bien no "desperdicias" un poco de tu tiempo libre en pararte a pensar y  agradecer a esa persona el pasar su tiempo contigo. Pero cuando marcha, cuando pasas un día,dos e, incluso, tres sin poder sentirla, detienes el tiempo y recuerdas los días anteriores.

Supongo que esto sea lo que ahora me toca, tan solo por unos días que se pasarán rápido (quiero pensar). Pero sé que ahora los minutos pasarán lentos, como mi caminar por las largas calles de esta ciudad cuando no pueda ir agarrada de tu mano.

Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

Te quiero.

sábado, 23 de julio de 2011

Otro más, pero diferente. Súmale treinta.

Hace ya seis meses que candamos nuestras vidas, y tiramos las llaves lejos de nuestro alcance.
Recuerdo cómo prometimos no volver a abrir nuestros candados, nuestras almas ni nuestras mentes para,así, dedicarnos cada pensamiento, palabra y mirada.
Hace ya seis meses, que me comprometí y que prometí darte todo lo que te merecías, prometí serte fiel y quererte como siempre deseaste que así fuera.
Hace seis meses creía que sería una locura, que esta situación sería muy difícil de manejar y que acabaríamos por creer que fue un error.Pero ayer y esta mañana, tras abrir los ojos y que tú fueras lo primero que viera, borré de sopetón esos pensamientos y me llamé tonta por haber pensado semejantes cosas.


Podría numerar millones de días, fechas y cosas que me han pasado a lo largo de este tiempo. Podría recordar tus pequeños enfados y tus no tan pequeños enfados; por supuesto, contando también los míos. Pero, hoy, me gustaría que nos quedásemos con los buenos momentos, pasando por encima de nuestro defectos y riéndonos de nuestros errores, para que te quedes con la idea de que bajo tu cuello y entre tus brazos nunca tendré miedo.

Por ahora y hasta, por lo menos, 100 meses más te pido que tengas paciencia. Aún son pocos...
Te quiero.


jueves, 23 de junio de 2011

Parecemos lo que no somos. Súmale treinta.

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta
cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida
entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en
tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu
boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan
entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas
se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas
la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu
pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como
si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar
contra mí como una luna en el agua."

Parece que todo se ha convertido en una rutina ya, ¿verdad?. Parece que cada cosa que hacemos por los demás, apenas tienen sentido o importancia en nuestras vidas, ¿verdad?. Parece que cada vez que miro tus ojos, no me muero un poco por dentro, ¿verdad?. Parece que cada beso de despedida, sea el mismo que el de cada noche antes de verte marchar a lo lejos, ¿verdad?. 
Estas rutinas aburridas son las que hacen que terminemos cansándonos de todo y de todos. Pero no, desde hace cinco meses, me he propuesto y me he convencido de que todo lo que aquellos den por supuesto, se confundan. Esta vez sí, estarán equivocados.
Externamente, me verán con la misma apariencia. Pero internamente será lo que haga que estén equivocados. Estaré enamorada hoy, mañana, pasado y el resto de los días. Y eso hará que se equivoquen, porque seré feliz y no tendré que disfrazarme o disimular mis disgustos o mi infelicidad. 
Haré que cada cosa que haga, diga, sienta y escuche sea diferente cada día. Será una rutina distinta a las rutinas de los demás. Será nuestra rutina, aquella en la que vaya de la mano contigo cada día.
Por ahora y hasta entonces, solo te pido que le sumes treinta...

martes, 7 de junio de 2011

Tengo los pies fríos. Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por no volver a poder escuchar tu respiración.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por no poder volver a sentir tus besos.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por no poder volver a ver tu cuerpo desnudo.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por no poder volver a verte.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por no volver a escuchar una palabra de tu boca, dirigida a mí.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos porque no correspondas a mis 'Te quiero'.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos cuando te miro y no dejas que te toque.
Ven y abrázame.

-Tengo los pies fríos por ti.
Ven y abrázame.

martes, 31 de mayo de 2011

Tu sonrisa me ha contado esta historia.

"Te tumbas al sol,tal y como pasábamos tantas horas en el césped de aquel parque; sacas tu libro y una bolsa de pipas. No me miras ni articulas palabra, tomas aire y te hundes en la historia.
Al principio no le doy importancia, llevas meses haciendo lo mismo. Te expones al sol, como los caracoles, y te olvidas de la historia real. Buscas nuevas emociones en las palabras que lees mientras estás apoyada en mí, te tranquiliza leer,leer y leer más mientras las hojas se van pasando acompasadas con mi respiración.
Se hace de noche, pones una mueca, maldices a algún Dios cercano y te levantas. Pero hoy es diferente, hoy no estoy para ayudarte a recoger las cáscaras del suelo ni para acompañarte a casa. Coges tu teléfono y me llamas, pero no contesto.
Extrañada, nerviosa y agitada vas para casa. Mientras caminas vas escuchando algo de música, te muerdes las uñas y tus pensamientos te turban. Llegas desganada, te descalzas, tiras las llaves y me llamas. Pero esta vez vuelvo a no contestar. Te desesperas y estás a punto de llorar.
De repente, aparezco por detrás y te abrazo, te calmo con un beso y susurro que nunca te dejaré. Descubres la sorpresa que llevaba toda la tarde preparándote, te tomas un baño y nos sentamos a cenar."-pienso mientras te veo dormir feliz y plácidamente en mi cama.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Miedo.Duda.Pánico.Susto.Asombro.Recelo…

Lleva dos días con la mirada perdida. Sus ojos se fijan en los tuyos, pero eso no quiere decir que preste interés en lo que ve. Le llamas la atención con alguna mueca, algún movimiento inesperado, pero su mirada sigue igual de extinguida.
Ves sus ojos apagados.Quién sabe, acabas de verla y nadie puede asegurarte de que no haya llorado. –Pregúntala, agítala, háblala- piensa tu cabeza. Pero tus extremidades no responden a las obligaciones de tu cerebro. Se han anticipado y son más inteligentes que él. Esta vez se ha equivocado y saben que lo que menos necesita es que la agiten, que la exciten de alguna manera brusca.
Recuerdas varias conversaciones que habéis mantenido y en muchas ocasiones ha mencionado su espacio vital. Así que se me ocurre dejar que esté en su mundo, que piense y que acuda a mí cuando espabile. Enciendo la luz, puesto que va anocheciendo, y sus ojos reaccionan; sus pupilas se hacen más pequeñas.
De repente se mueve y me mira. Se levanta, va a la cocina y regresa con un vaso de agua. Me mira y espeta: “¡¿Qué?!”. Ahora soy yo la que le echa un vistazo y no contesto. Parece enfadada y se vuelve a sentar. Espero impaciente, veo sus intenciones y sé que quiere comenzar a hablar, pero no sabe cómo hacerlo.
Se tira a la piscina y pregunta si estoy enfadada. Le digo que, por supuesto, no. Pero no se lo cree, cosa que suponía que hiciera. Entonces, le pregunto el porqué, si tengo motivos para estarlo.
Esta vez se calla. Mira fijamente a la televisión, pero dudo que preste atención a lo que están diciendo. Sigo mirándola y veo cómo se encoje de brazos. No sabe, duda y tiene miedo. Se vuelve hacia mí, sin antes posar el vaso de agua, y me agarra de las manos. Me mira fijamente y mi corazón empieza a latir más fuerte. Ahora la que tiene miedo soy yo y pienso: “¿Qué me va a decir?, ¿Pasará algo?” Pero salgo de mis pensamientos, que no hacen más que turbarme y atiendo a lo que me va a decir.
La veo triste y decido saltarme su espacio vital. Hago un gesto, le pido que no diga nada y termino por acogerla entre mis brazos. Finalmente, la calmo con un beso.
Me mira y me dice: “esto es lo que me pasaba. Hoy no te había despedido con mi beso”. Suspiro y dejo que descanse, tranquila, sobre mí.

domingo, 22 de mayo de 2011

Súmale treinta.

-Hola,cariño.
+Hola,cosa.
-¿Recuerdas qué día es hoy?
+Claro que lo recuerdo, ¿Cómo podría olvidarlo?
-Ah,no sé.Yo solamente te pregunto.

Acaba de entrar por la puerta de casa, me agarra por la cintura y mantenemos esta conversación. Tras su última frase, sonríe de manera suspicaz, me besa y se desprende de mis curvas. Sigo cocinando puesto que, desde las ocho que ha salido de casa, tiene que estar muerta de hambre; literalmente.
Regresa y la duda le corroe, ya que no le he contestado directamente a la pregunta o no le he dado la respuesta que esperaba, lo que quería escuchar.
Vuelve y revuelve todo lo que pilla. Pasa cerca de mí y picotea la comida, me enfado puesto que aún no nos hemos sentado a comer y ya anda picando de todo un poco. Le hace mucha gracia picarme, sabe que no me gusta y lo hace aposta porque antes fui yo la que lo hizo.
Nos sentamos a comer y devora la comida,realmente tenía hambre. Cuando termina,me mira y vuelve a preguntarme: "Cariño, ¿Sábes qué día es hoy?" Sonrío, me levanto de la mesa y le respondo: "Claro que sí, no podría olvidarlo".
Se pone seria y, esta vez, me dice: "P, en serio, ¿hoy no es un día especial?" Suelto una carcajada, estoy de espaldas a la mesa y no consigo ver su cara, pero me la imagino. Está enfadada.Entonces me acerco a la mesa. Me siento encima de sus piernas e intento tranquilizarla con un beso, pero aparta la cara. Vuelvo a sonreír, y le digo: "Todos los días son especiales para mí. Pero, estoy de acuerdo contigo, hoy es un día especial especial" Pone cara rara, de las suyas, y se echa a reír. Ahora la que pone una mueca soy yo, pero parece ser que mi respuesta le ha convencido y me besa. Se ha dado cuenta de que no me he olvidado de este día. Y en ese momento es cuando me pregunta: "¿Cuántos meses van ya?". Sé perfectamente los que son, pero para que no se asuste, piense que son muchos y por miedo, para qué negarlo, le digo: " Eso no tiene importancia, tan solo súmale treinta."

martes, 17 de mayo de 2011

La historia de mis "te quiero".

Los mismos meses que lleva escribiendo en su escritorio, los mismos meses que llevo mirando lo que hace, las mismas horas de desesperación, risas y agobios, los mismos minutos que se esfuman, los mismos atardeceres y los mismos anocheceres me he pasado observando sus movimientos.
Crea su historia día a día, aporta nuevas ideas, buscas distintos nombres que se asemejen a las características, gustos y prioridades de los personajes de su cuento. Porque encontrará dos nombres que harán de esa narración un hecho real.
Yo también he realizado mi historia, pero he cometido el error y me he apresurado. He comenzado presentando a los nuevos protagonistas. Les he dado ya nombres, apellidos, lugar donde ocurrirá la novela e, incluso, me he atrevido a imponer un final. Y he considerado que culminará con un final feliz. Pero no con el típico final de: “fueron felices y comieron perdices”, he buscado algo que se asemeje más a la realidad, algo creíble para cualquier lector, algo fácil de imaginar en nuestras mentes… en definitiva, mi propio final feliz.
Y, ya, todos piensan que me he precipitado…

domingo, 15 de mayo de 2011

La historia de los "te quiero".

Lleva cerca de cuatro meses sentada en su escritorio, pasando las hojas, escribiendo, releyendo todo aquello que escribe. Se agobia y piensa- esta frase no queda bien, no expresa todo lo que quiero decir o quizá sí, pero no de la manera que yo quiero. Conseguiré que con cada palabra pueda sentir lo que yo realmente siento -.
Yo, en cambio, me encargo de sentarme cada mañana en el sofá de su escritorio, donde se sienta cada amanecer y escribe hasta casi el anochecer. No sé lo que escribe hasta que se acuesta. No habla, no come y no se levanta, ni siquiera levanta sus párpados del papel hasta que estos piden que descansen hasta el nuevo amanecer.
Se sienta en la mesa a escribir con su taza de café, el periódico y su bolígrafo de la suerte, como ella dice. Previamente me ha dejado el desayuno preparado, ha salido a comprar el periódico, como hace cada día tras tomarse el desayuno, y vuelve a su trabajo. Me levanto, tomo mi vaso de leche y recojo, cocino un brownie de chocolate esta mañana, lo corto en partes iguales, pero siempre queda una más grande que el resto. Por lo que la pongo en un plato, se lo llevo y se lo dejo encima de la mesa, sin decir nada, y me acomodo en el sofá. Tengo bastantes cosas que hacer aún, pero este es mi mayor hobbie, contemplarla y reír cuando algo le sale mal, porque es así. Se enfada consigo misma y blasfema, pero nunca tira la toalla.
Pasan las horas y yo no me he dado cuenta, se nos ha olvidado hasta comer. Miro por la ventana y el sol ya se ha escondido otro día más. La noto cansada y le recomiendo que vaya a dormir, que descanse y que mañana siga. ¡Milagro, me ha hecho caso!
Se va, pero sin antes despedirse con un caluroso y profundo beso y me deja allí con el montón de hojas, puedo echarlas un vistazo y relatan una historia. Una historia de amor, donde cuenta todas las tardes de esa pareja, los propósitos que les quedan, sus deseos y sus temores... Vive lo que escribe, porque lo siente, porque está a gusto y porque se le da bien, para que negarlo y, en definitiva, porque a mí me gusta. Pero hay algo en esa historia que me desconcierta y es que aún no se ha atrevido a darles un nombre a los personajes, pero esperaré y a medida que vaya escribiendo sabré cómo avanza esta historia y si lo que plasma en ella le hace feliz o le disgusta. Y, yo, me encargaré de que tenga un final feliz.

lunes, 2 de mayo de 2011

Cada balanza tiene su contrapeso.

-Mantén el equilibrio. Coloca los pesos en la balanza. ¡Cuidado, se está desnivelando! Respira hondo, pero no muy fuerte porque cualquier movimiento brusco hará que esta se desequilibre y todo caiga sobre el lado opuesto- pensaba esta misma tarde.
El estar nivelado en la vida es muy importante, porque no solo tiene que ver el equilibrio para mantenernos en pie, sino aportar algo en su medida justa para recibir la misma proporción, nunca hay que aportar ni recibir más que lo que el otro puede darte o esperar de ti.
Debemos mantener la balanza en su punto medio, para que cada día tengamos que volver a nivelarla, para que cada momento que pase estemos pendientes de que una de esas dos partes esté dando más de sí y gane el pulso.
Hoy, he perdido esta batalla. Me he relajado y me he despistado y la otra persona que estaba al otro lado de la báscula me ha comido la merienda. Ha derribado todos mis pesos y ha realizado todo el trabajo. Ahora, busco los porqués y me doy cuenta de todos y cada uno de los detalles que fue poniendo sobre su platillo. Resultado: me supera con creces.
Me toca dar el triple que esta persona y lo haré, no dejaré que me ayude, que quite parte de su peso o que venga a darme pistas. Así que ahora solo toca trabajar y trabajar, para que el resultado sea el esperado. Porque es lo único que necesito en mi vida, porque quiero seguir pendiente de las oscilaciones de la báscula, porque y en definitiva quiero verte sonreír.

domingo, 24 de abril de 2011

Noventa días.

Regreso a casa tras un ajetreado día, voy a la habitación y, como cada noche, tacho el día que ha pasado en mi calendario de mesa.
Hoy toca el veintitrés. En concreto, veintitrés de abril. Regreso a las primeras hojas de mi calendario y este mismo número está remarcado un par de veces con un rotulador grueso; el mismo que la noche pasada dejé encima de mi escritorio para que hoy y, ahora mismo, vuelva a redondearlo.
Haré, con tan solo pasar este grueso bolígrafo por el número “23”, de él algo especial. Algo llamativo para que cada vez que me siente a escribir, a leer o  a mirar algo, mi vista se encargue de despistarme y que, inconscientemente, lo mire y me acuerde de ti. Aunque un calendario, un número y un color llamativo no es motivo suficiente para hacerlo, porque cada pequeño detalle, canción, lugar, olor… tampoco son motivos suficientes para hacerlo.
Me tumbo en la cama y comienzo a contar con los dedos de mis manos los días que han pasado, hasta darme cuenta de que es imposible. Mucha gente puede decir o pensar que tres meses es poco tiempo, pero desde mi punto de vista no son tres meses, ni noventa días, ni doce semanas, sino una milésima parte del tiempo que aún me queda por vivir, por descubrir día a día lo que es el concepto de felicidad que busco, es el pasar las horas sin tener que mirar al reloj, es tachar los días del calendario tan rápido como pasar las hojas de tu libro favorito, aquel que te sabes de memoria.
Y, aquí, es cuando me doy cuenta de que contigo estoy corriendo para llegar a ninguna parte, pero lo seguiré haciendo, porque es el ritmo de vida que estaba buscando y, sobre todo, porque estoy contigo.

"El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos."

domingo, 17 de abril de 2011

A ras de cielo.

No me gustan los deportes de riesgo, pero todas y cada una de las cosas que hago son un riesgo, para mí y para el resto.
Hago y deshago, pero no a mi manera. Hago y deshago de la manera que el resto quiere, sin preocuparme por mí misma, porque soy así y, hoy, me he dado cuenta de que me estoy tirando sin paracaídas. Voy a “aterrizar” sin ningún tipo de amortiguación, caeré y me estamparé contra el suelo. Puede que de esta manera me dé cuenta, reaccione y espabile, si salgo viva de aquí.
Ahora es cuando me doy cuenta de que nada podía ir mejor mientras subía. Era algo que me llamaba la atención, porque subía y me despreocupaba; era algo que queríamos hacer, algo que nos llamaba la atención y donde solo existíamos tú y yo. Llegamos a un punto culminante, me cogiste de la mano, me miraste fijamente a los ojos y me dijiste: “yo estaré aquí para amortiguar tu caída, piensa que no caeremos, sino que subiremos más y más”.
Sus palabras, como siempre había hecho, sonaban tranquilizadoras; así que me confié y me relajé. Me despreocupé demasiado y comencé a caer. Supe a ciencia cierta que caía, porque daba y no recibía, planificaba y nada salía como esperaba.
En más de una ocasión decidí tirar la toalla, me enfadaba conmigo misma y esto suponía que me enfadase con el mundo entero. Me notaba y me notaban rara, triste, enfadada y decepcionada. También, me intentaban convencer de que esto no era culpa mía, sino que me decían que para subir hacían falta dos personas, porque no puedes ir siempre arrastrando todas tus preocupaciones y, además, a otra persona con sus preocupaciones también.
Me eché a llorar y me derrumbé por completo, porque sabía que no podría con esta situación, porque era fuerte, pero no lo suficiente. Pero estaba dispuesta a pujar y tirar de esa persona hasta el punto más alto, conmigo.
Puse mi granito de arena, pero el montón no se llenaba. La otra persona debía ayudarme a que nuestro cúmulo de tierra aumentase, pero a causa de las ventiscas fue disminuyendo. Noté cómo me habían robado a esta persona y cómo mis planes ya eran algo aburridos.
Mi caída cada vez era más rápida, porque cada día que pasa caía con mayor velocidad. Hubo un par de mañanas que me desperté y este montón de arena había aumentado. Había venido y había puesto de su parte. Cada día que lo veía más lleno, subía un poco más. Pero no lo suficiente, porque caía más que subía.
Finalmente, vi que esta situación no me beneficiaba, pero llevaba una venda en los ojos y dejaba que me manejase como a una marioneta, porque no podía prescindir de lo que más quería. Así que una mañana me desperté, apenas quedaba arena, y decidí encaminarme en su busca y la encontré sonriente y falta de preocupaciones.
Yo, en cambio, llevaba mis ojos aún llorosos y rojos. Ojos de preocupación y tristeza. Me armé de fuerzas y le dije: “quiero que volvamos a subir y que no caigamos nunca más. Y que, de caer, sea con paracaídas”.
Marché con el miedo metido en el cuerpo, pero orgullosa de haber descosido mi boca y decirle lo que realmente quería y sabía que, desde ese momento, me tocaría esperar subiendo y bajando. Y, también sé, que cuando caiga será sin mi paracaídas y que el golpe que me espera será fuerte, porque decidí subir muy alto. Tan alto como nunca antes había hecho.

miércoles, 13 de abril de 2011

Y ahora... ¿Qué tenemos que hacer?

Vamos, volvemos, marchamos y regresamos. Cambiamos de compañías, amistades y gustos hasta habituarnos a su nueva vida. Tomamos forma de entes nuevos, porque nosotros nos adaptamos a las que eran sus vidas, pero ellos también, quieras o no, se acostumbran a las nuestras.
Para ello, hay que dejar atrás el pasado, pasar página y encaminarte con paso firme a tu nuevo presente sin poder asegurarte de que este será tu futuro, porque te paras a pensar y lo que dejaste atrás, lo que ahora ya es tu pasado, recuerdas cómo prometiste que sería tu futuro y ahora te das cuenta de que ya se acabó.
Es difícil acomodarte a las situaciones que se presentan, comienzas a buscar nueva gente, nuevos gustos, nuevas hazañas y no encuentras nada. Te sientes decepcionado, agotas fuerzas y no obtienes resultados. Pero este sería el camino “fácil”.
En cambio, cuando encuentras lo que realmente te gusta pones todo tu empeño en conseguir que esa persona se fije en ti y solamente en ti, y si lo consigues te sientes orgulloso de ti mismo, porque cambias tu vida y te das cuenta de que será para mejor.
A partir de este momento comienzas a crear una rutina con esa persona: compartís gustos, opiniones, ideas, ocasiones… y esperas, porque realmente lo deseas, que esto continúe así. No sabes por cuánto tiempo tendrás a esa persona para ti y si, de tenerla, todas las cosas seguirán tal y como comenzaron. Pero eres de esas personas que prefieren vivir el presente tal y como se presenta, para disfrutarlo, aprovechar y vivir el momento que se da.
Pasan los días, las semanas e, incluso, los meses y todo sigue igual; hasta que esa persona busca en el baúl que aquella tarde encerró en el sótano, cuando decidió pasar definitivamente página. Tú, que estás dispuesto a esperar, aceptar y acomodarte a lo que realmente quiere para que se sienta segura y confíe aún más en ti, no puedes evitar que el temor al que das la espalda y al que te empeñas en no prestar atención sea tu peor enemigo. Sabes que está contigo, porque en cuanto abre su pequeño cofre y saca el más mínimo detalle tu corazón comienza a latir con más fuerza, impaciente e inseguro de sí mismo. Te gustaría parar el tiempo, retroceder a cuando empezó aquello y pararlo en el momento culminante, cuando creías que no podías ser más feliz. Pero, en cambio, es algo que no puedes hacer.
Te preguntas si lo que haces está bien. Y si, de estar bien, es bueno para ti o para esa persona, porque son dos puntos de vista diferentes.
Puedes ser un poco egoísta, pensar y decir: “he aceptado lo que le gusta, lo que necesita para vivir y lo que quiere, porque yo formo parte de su vida, pero no soy su vida por mucho que me empeñe, que quiera o que me cueste ‘compartirla’”. Y piensas, también, que todo lo que ha ocurrido no puede pararse aquí y menos olvidarse tan solo porque haya decidido buscar y volver a lo que fue, a lo que quiso y a lo que le hizo feliz. Porque tú también le has demostrado o has intentado que así lo fuese en todos y cada uno de los momentos que pasaste a su lado.
En cuanto al otro punto de vista, nunca podrás saber lo que realmente piensa esa persona de ti, así que lo único que podrás hacer es preguntarte: “ y ahora, ¿Qué tenemos que hacer?”
Y que sea, esta persona, la que decida si prefiere continuar con su pasado o con su presente, esta vez.

lunes, 11 de abril de 2011

Visiones de futuro.

Me paro a pensar, raro en mí, y descubro que la vida puede llegar a ser de color rosa. Un lugar en el que todos tus caprichos sean concedidos, en el que tu pareja sea fiel y te aporte la máxima felicidad, en el que las injusticias no existan, en el que no tengas que dedicarte a lo que te desagrada para llegar a ser algo, sino en lo que realmente te gusta y se te da bien, etc. Pero, para ello, debes dejar atrás muchos recuerdos, amigos e, incluso, familiares.
Es una situación que me agrada y por la que estoy dispuesta a pasar. En mis momentos de reflexión imagino cómo será mi nueva vida, (si cambia más de lo que ya ha hecho).               
Voy a comenzar a proyectar mis nuevas hazañas y voy a pasar de los esfuerzos, logros y éxitos materiales y laborales a los que el 90% de la gente dedica su vida para, al fin, conseguir grandes posesiones materiales que no te aportarán la máxima felicidad o, al menos, el concepto de felicidad que yo estoy buscando.
En esos momentos que me dedico a mí misma, a mi “yo”, me predispongo a visualizar un futuro mejor. Un porvenir lejos de lo que hoy en día me rodea, en un lugar desconocido, nuevo y distinto a la vez. Y, lo más importante, segura de la persona que acompañará a mi nuevo Yo.
Comienzo a hacer el equipaje, mi madre llevaba advertida de que este momento llegaría desde hace unos cuantos años, concretamente, desde que comencé la universidad, mi nueva vida. Nunca creyó que este momento llegaría, por falta de confianza en sí misma y, a la vez, en mí misma. Pero estoy decidida y dispuesta a dejar atrás lo que ha provocado mis altibajos a lo largo de todos estos años.
Llamo a mi pareja, le pregunto si realmente quiere acompañarme y dejar atrás la que es su vida y responde, al otro lado del teléfono, con un “sí” rotundo. Realizo un par de preguntas con la voz resquebrajada y, como lleva haciendo todos estos años, intenta calmarme y me asegura de que todo va a salir bien. Le digo que todo está bien y cuelgo rápidamente, ya que tengo que terminar de preparar todas mis cosas. Caigo en un momento de duda, tristeza y agobio. Realmente no sé lo que quiero en mi vida, si quiero marcharme lejos de aquí, si quiero que esta persona me acompañe y si quiero empezar una nueva vida o seguir con la que tengo, ya que tampoco tengo ningún tipo de queja respecto a ella.
En ese mismo momento pienso en llevar a cabo lo que llevo planeando durante años y me armo de fuerzas, me despido de mis familiares, amigos, vecinos… y me encamino hacia el autobús que me llevará hacia el aeropuerto donde comenzará, en ese mismo momento, mi nueva vida.
Llego al aeropuerto, aún nos quedan un par de horas para poder subir al avión y mi cabeza no hace más que convencerme de que lo que voy a hacer no es lo que realmente quiero. En más de una ocasión miro fijamente a esta persona, quiero decirle que no, que esto se acabó aquí, que quiero marcharme lejos, pero sola. Me siento mal por cambiar su vida y por querer dejarla, porque esto termine sin un porqué concreto. Así que se me ocurre la “genial idea” de dejarla que me acompañe y que se arrepienta de haberme acompañado, que añore lo que dejó atrás y que huya y se olvide de mí. Para siempre.
Montamos en el avión, llegamos a nuestro destino, cogemos otro autobús y llegamos a la que será nuestra nueva casa. Estoy algo más animada, me gusta lo que veo y lo que me espera y me arrepiento de haber pensado, en el aeropuerto y en España aún, en dejarla para siempre. Porque realmente la quiero, porque a su lado no tengo miedo, porque el miedo está conmigo cuando no la tengo a mi lado y porque le prometí que lo nuestro sería para siempre. Porque somos polos opuestos y nos atraemos. Nos complementamos mutuamente y nos entendemos con tan solo mirarnos, sin que tengamos que articular una sola palabra.
Finalmente, dejo que nuestro día a día vaya progresando. Con días mejores y peores, como le pasa a todo el mundo, porque la vida es como es. Cambiaré de aspecto, trabajo, gustos, amigos, pero siempre tendré los mismos pensamientos y, lo peor, siempre tendré los mismos temores. Pero sé, a ciencia cierta, que esto será lo que me aporte la felicidad que estoy buscando, porque tengo todo lo que quiero a mi lado y porque sé que cuando no esté pegada a mí tendré miedo a perderla y esto es lo que me asegura que realmente la quiero y que tengo claro lo que quiero para que mi mundo llegue a ser de color rosa.

domingo, 10 de abril de 2011

Mi día a día.

Parece que todo acabará por convertirse en una rutina, pero esta vez me he convencido a mí misma y he decidido que no llegará a ser la misma rutina aburrida y pesada de siempre.
Mi día comienza cada mañana, como la de otro ente cualquiera, mirando la hora del reloj del teléfono móvil .En ese momento, veo cómo este parpadea, por lo que las comisuras de mis labios hacen que estos tomen forma de media luna y regalen una tímida sonrisa al mundo.El motivo de mi felicidad es un pequeño mensaje de texto, compuesto por 160 caraceteres, que me dice todo y a la vez nada. Porque me dice algo que ya sé, pero que me gusta que me lo recuerden cada mañana o, incluso, cada minuto que pasa. Por otra parte, no me dice nada porque quien me lo ha enviado se ha acobardado o, quién sabe, igual desearía poder desearme esos “buenos días,princesita” pegada a mí y regalándome o robándome un beso.
Ahora no pienso eso, por lo que me quedo con la segunda opción y porque sé que será la correcta. Ya que cada minuto que pasa, yo pienso exactamente lo mismo.
Una vez levantada, duchada y lista para marchar, arranco el coche y pongo su emisora favorita. Esta mañana toca Rihanna y mi mente se encarga de plasmar su cara de desaprobación acompañada de su típica frase: “Pero, ¿en serio te gusta?”. Sé que en ese momento intentaría cambiar de emisora y sé que yo me encargaría de impedírselo, más que nada para hacerle rabiar y porque me gusta.
Recorro todas las calles, las tiendas y los lugares tan acogedores de la pequeña ciudad, todos ellos con una característica común a pesar de ser tan diferentes. Ese rasgo que comparten es un pequeño recuerdo, algún momento, situación, ocasión…que hacen que me acuerde de la cosa más importante de mi vida.
Me muevo de aquí para allá y cada cosa que hago, miro, compro, digo y escucho conlleva una connotación en mi mente siempre relacionada con lo mismo, con lo que me aporta la máxima felicidad en mi vida, en mi día a día.
Una vez en casa, me descalzo y me pongo mis zapatillas de perros gigantes. Mientras preparo la comida, algo simple por falta de ganas más que por falta de conocimientos, sigo pensando en lo mismo. Esta vez miro mi teléfono, ya que lleva “descuidado” desde que me desperté o desde que me despertó. Vuelvo a sonreír, porque también se ha acordado de mí y me ha enviado otro par de mensajes de texto. El primero me cuenta lo que hará en su ajetreada mañana; en cambio, el segundo mensaje ya es algo más impaciente y dubitativo. Puedo imaginarme su cara enfadada, por no haber contestado el primer mensaje a tiempo y puedo imaginarme, también, la cantidad de cosas que pueden estar rondando por su mente. Puede pensar que ya no me interesa, que me aburre, que no pienso en cómo es, que no me quita el sueño… pero debe saber que es todo lo contrario.
Decido desconectar un poco, echarme a leer un rato y si la ocasión me lo permite, dormir tan solo media hora de siesta, para que me llamen dormilona por algo. Despierto agitada y exaltada, con temor y me doy cuenta de que tan solo ha sido una pesadilla, pero ha sido una pesadilla que ya me dejará mal cuerpo para lo que queda de día.
 En ese momento, noto como alguien se encarga de secarme el sudor que me ha provocado este mal sueño y, sin tener que decirle nada, me abraza. Se acomoda a mí, me agarra con fuerza y me apacigua con un: “tranquila, yo estoy aquí para cuidar de ti.” Y, yo, sin decir nada, me meto bajo su cuello, donde nunca tendré miedo.
Todos mis miedos desparecen, volvemos a experimentar nuevas anécdotas, distintas a las de los otros días, pero felices y agradables como las de las pasadas tardes.
Llega la hora de la cena, pongo la mesa, cocino su cena favorita (descartando por completo el pescado, lo aborrece) y nos sentamos a cenar, charlando con la televisión como ruido de fondo.
Terminamos la cena tras haber tomado el postre y sé que se está acercando el momento en el que se tendrá que ir, a pesar de no querer que esto ocurra por ninguna de las dos partes. Pero es lo que toca, “porque la vida es muy injusta”.
Nos despedimos, voy a mi habitación y me tumbo sobre la cama. Se acaba de marchar y ya estoy haciendo una pequeña valoración y un pequeño resumen de este día que acaba de terminar. Me pongo el pijama y me meto en la cama, sin calcetines, y comienzo a escribir un mensaje de texto. Le desearé las buenas noches, haré un par de bromas sobre alguna cosa que haya sucedido esa misma tarde y, finalmente, le daré las gracias por ser como es, terminando con un “te quiero”.
Es ya bastante tarde y estoy muy cansada, peleo con mis párpados para que se mantengan abiertos hasta recibir su mensaje de buenas noches. Parece no llegar nunca, así que opto por ver todas las fotos que tengo en mi teléfono y me doy cuenta de que el 99,9% son suyas.
Al fin vibra el móvil, me asusto y lo abro. Me emociona todo lo que leo y me doy cuenta de que también me quiere. Lo leo, lo releo y lo vuelvo a leer casi hasta quedarme dormida. Me acomodo en mi cama y dejo que mis ojos  y mi cuerpo descansen hasta el día siguiente, cuando vuelva a despertarme con un nuevo mensaje.

sábado, 9 de abril de 2011

No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo.

Debería dejar de hacer tantas cosas, que no sabría por cuál empezar. Me he parado, he pensado y he decidido comenzar por la más simple o por la que más fácil me resulte prescindir de ella.
Llegué a casa e hice una lista con esas cosas,pero me dí cuenta de que no es fácil renunciar a todas, ni si quiera a tan solo una. Porque ahora forman parte de mi vida, a pesar de que me den "una de cal y otra de arena".
La más importante es la mejor y a la vez la peor, es lo más parecido a un vicio o,mejor dicho, es un vicio. Y muchas veces pienso en "dejar de beberla, de fumarla y de pensarla", pero me resulta imposible reemplazarla y privarme de ella. Así que opto por dejar que permanezca conmigo, por dejar que todos esos altibajos de mi vida, todos los enfados, las alegrías, las ilusiones, las desconfianzas y eso que me hace un poco mejor y peor provengan de aquí.
Puedo llegar a la conclusión de que todo este pensamiento ha sido una pérdida de tiempo, porque no he sido capaz de cambiar ningún elemento de mi vida para experimentar algún tipo de mejora, pero no es así. La conclusión a la que llego y con la que me quedo es que esa cosa que me hace "peor", también me hace mejor. Indudablemente me hace "muy,muy mejor".