domingo, 11 de septiembre de 2011

Improvisemos un guión definitivo.

Tal y como prometí, siento mi tardanza, pero más vale: tarde que nunca.

 Recuerdo el día que te conocí como si fuera hoy, y ahora. Hubo algunos cruces de miradas y cierta duda ante la posibilidad de conocernos, pero por mi parte no fue así. Poco a poco, los días pasaban, e ibamos entablando pequeñas conversaciones. Pero, rápidamente, te convertiste en esa persona cercana, cariñosa, comprensiva, dulce y buena que todo el mundo necesita.

Tardamos tiempo, como es lógico, en comenzar a confiar el uno en el otro. Pero ahora cada pequeño detalle y cada gran cosa que nos acontece es expuesta con naturaleza, como hacen los grandes amigos. Por eso, hoy, quiero agradecerte todos esos momentos, esas indecisiones, esas lágrimas que sobre tu hombro caían, esas risas compartidas…

Gracias por ser como eres, gracias por entenderme, gracias por darme tus opiniones, gracias por hacerme reir, gracias por confiar en mí, gracias por ‘prestarme’ tu hombro cada vez que necesito llorar, gracias por ser tan encantador conmigo, gracias por escucharme, gracias por no llamarme pesada cada vez que te aburro con mis idas de olla, gracias por apoyarme, gracias por darme ánimos a seguir con cada cosa,gracias por cuidar de mí. Pero también: gracias por contarme tus cosas, gracias por esos detalles que solo tú tienes los 23 y el resto de días, gracias por ser tan feliz viendome tan feliz, gracias por dejar que mi risa te contagie de felicidad. En resumen, gracias por ser como eres.

No cambies nunca, porque todos te queremos como eres. Porque necesito que cuides de mí, y porque yo también quiero corresponderte, cuidar de ti, escucharte, sacarte millones de sonrisas y, con todo mi corazón, hacerte lo más feliz que pueda, AJM.

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