martes, 31 de mayo de 2011

Tu sonrisa me ha contado esta historia.

"Te tumbas al sol,tal y como pasábamos tantas horas en el césped de aquel parque; sacas tu libro y una bolsa de pipas. No me miras ni articulas palabra, tomas aire y te hundes en la historia.
Al principio no le doy importancia, llevas meses haciendo lo mismo. Te expones al sol, como los caracoles, y te olvidas de la historia real. Buscas nuevas emociones en las palabras que lees mientras estás apoyada en mí, te tranquiliza leer,leer y leer más mientras las hojas se van pasando acompasadas con mi respiración.
Se hace de noche, pones una mueca, maldices a algún Dios cercano y te levantas. Pero hoy es diferente, hoy no estoy para ayudarte a recoger las cáscaras del suelo ni para acompañarte a casa. Coges tu teléfono y me llamas, pero no contesto.
Extrañada, nerviosa y agitada vas para casa. Mientras caminas vas escuchando algo de música, te muerdes las uñas y tus pensamientos te turban. Llegas desganada, te descalzas, tiras las llaves y me llamas. Pero esta vez vuelvo a no contestar. Te desesperas y estás a punto de llorar.
De repente, aparezco por detrás y te abrazo, te calmo con un beso y susurro que nunca te dejaré. Descubres la sorpresa que llevaba toda la tarde preparándote, te tomas un baño y nos sentamos a cenar."-pienso mientras te veo dormir feliz y plácidamente en mi cama.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Miedo.Duda.Pánico.Susto.Asombro.Recelo…

Lleva dos días con la mirada perdida. Sus ojos se fijan en los tuyos, pero eso no quiere decir que preste interés en lo que ve. Le llamas la atención con alguna mueca, algún movimiento inesperado, pero su mirada sigue igual de extinguida.
Ves sus ojos apagados.Quién sabe, acabas de verla y nadie puede asegurarte de que no haya llorado. –Pregúntala, agítala, háblala- piensa tu cabeza. Pero tus extremidades no responden a las obligaciones de tu cerebro. Se han anticipado y son más inteligentes que él. Esta vez se ha equivocado y saben que lo que menos necesita es que la agiten, que la exciten de alguna manera brusca.
Recuerdas varias conversaciones que habéis mantenido y en muchas ocasiones ha mencionado su espacio vital. Así que se me ocurre dejar que esté en su mundo, que piense y que acuda a mí cuando espabile. Enciendo la luz, puesto que va anocheciendo, y sus ojos reaccionan; sus pupilas se hacen más pequeñas.
De repente se mueve y me mira. Se levanta, va a la cocina y regresa con un vaso de agua. Me mira y espeta: “¡¿Qué?!”. Ahora soy yo la que le echa un vistazo y no contesto. Parece enfadada y se vuelve a sentar. Espero impaciente, veo sus intenciones y sé que quiere comenzar a hablar, pero no sabe cómo hacerlo.
Se tira a la piscina y pregunta si estoy enfadada. Le digo que, por supuesto, no. Pero no se lo cree, cosa que suponía que hiciera. Entonces, le pregunto el porqué, si tengo motivos para estarlo.
Esta vez se calla. Mira fijamente a la televisión, pero dudo que preste atención a lo que están diciendo. Sigo mirándola y veo cómo se encoje de brazos. No sabe, duda y tiene miedo. Se vuelve hacia mí, sin antes posar el vaso de agua, y me agarra de las manos. Me mira fijamente y mi corazón empieza a latir más fuerte. Ahora la que tiene miedo soy yo y pienso: “¿Qué me va a decir?, ¿Pasará algo?” Pero salgo de mis pensamientos, que no hacen más que turbarme y atiendo a lo que me va a decir.
La veo triste y decido saltarme su espacio vital. Hago un gesto, le pido que no diga nada y termino por acogerla entre mis brazos. Finalmente, la calmo con un beso.
Me mira y me dice: “esto es lo que me pasaba. Hoy no te había despedido con mi beso”. Suspiro y dejo que descanse, tranquila, sobre mí.

domingo, 22 de mayo de 2011

Súmale treinta.

-Hola,cariño.
+Hola,cosa.
-¿Recuerdas qué día es hoy?
+Claro que lo recuerdo, ¿Cómo podría olvidarlo?
-Ah,no sé.Yo solamente te pregunto.

Acaba de entrar por la puerta de casa, me agarra por la cintura y mantenemos esta conversación. Tras su última frase, sonríe de manera suspicaz, me besa y se desprende de mis curvas. Sigo cocinando puesto que, desde las ocho que ha salido de casa, tiene que estar muerta de hambre; literalmente.
Regresa y la duda le corroe, ya que no le he contestado directamente a la pregunta o no le he dado la respuesta que esperaba, lo que quería escuchar.
Vuelve y revuelve todo lo que pilla. Pasa cerca de mí y picotea la comida, me enfado puesto que aún no nos hemos sentado a comer y ya anda picando de todo un poco. Le hace mucha gracia picarme, sabe que no me gusta y lo hace aposta porque antes fui yo la que lo hizo.
Nos sentamos a comer y devora la comida,realmente tenía hambre. Cuando termina,me mira y vuelve a preguntarme: "Cariño, ¿Sábes qué día es hoy?" Sonrío, me levanto de la mesa y le respondo: "Claro que sí, no podría olvidarlo".
Se pone seria y, esta vez, me dice: "P, en serio, ¿hoy no es un día especial?" Suelto una carcajada, estoy de espaldas a la mesa y no consigo ver su cara, pero me la imagino. Está enfadada.Entonces me acerco a la mesa. Me siento encima de sus piernas e intento tranquilizarla con un beso, pero aparta la cara. Vuelvo a sonreír, y le digo: "Todos los días son especiales para mí. Pero, estoy de acuerdo contigo, hoy es un día especial especial" Pone cara rara, de las suyas, y se echa a reír. Ahora la que pone una mueca soy yo, pero parece ser que mi respuesta le ha convencido y me besa. Se ha dado cuenta de que no me he olvidado de este día. Y en ese momento es cuando me pregunta: "¿Cuántos meses van ya?". Sé perfectamente los que son, pero para que no se asuste, piense que son muchos y por miedo, para qué negarlo, le digo: " Eso no tiene importancia, tan solo súmale treinta."

martes, 17 de mayo de 2011

La historia de mis "te quiero".

Los mismos meses que lleva escribiendo en su escritorio, los mismos meses que llevo mirando lo que hace, las mismas horas de desesperación, risas y agobios, los mismos minutos que se esfuman, los mismos atardeceres y los mismos anocheceres me he pasado observando sus movimientos.
Crea su historia día a día, aporta nuevas ideas, buscas distintos nombres que se asemejen a las características, gustos y prioridades de los personajes de su cuento. Porque encontrará dos nombres que harán de esa narración un hecho real.
Yo también he realizado mi historia, pero he cometido el error y me he apresurado. He comenzado presentando a los nuevos protagonistas. Les he dado ya nombres, apellidos, lugar donde ocurrirá la novela e, incluso, me he atrevido a imponer un final. Y he considerado que culminará con un final feliz. Pero no con el típico final de: “fueron felices y comieron perdices”, he buscado algo que se asemeje más a la realidad, algo creíble para cualquier lector, algo fácil de imaginar en nuestras mentes… en definitiva, mi propio final feliz.
Y, ya, todos piensan que me he precipitado…

domingo, 15 de mayo de 2011

La historia de los "te quiero".

Lleva cerca de cuatro meses sentada en su escritorio, pasando las hojas, escribiendo, releyendo todo aquello que escribe. Se agobia y piensa- esta frase no queda bien, no expresa todo lo que quiero decir o quizá sí, pero no de la manera que yo quiero. Conseguiré que con cada palabra pueda sentir lo que yo realmente siento -.
Yo, en cambio, me encargo de sentarme cada mañana en el sofá de su escritorio, donde se sienta cada amanecer y escribe hasta casi el anochecer. No sé lo que escribe hasta que se acuesta. No habla, no come y no se levanta, ni siquiera levanta sus párpados del papel hasta que estos piden que descansen hasta el nuevo amanecer.
Se sienta en la mesa a escribir con su taza de café, el periódico y su bolígrafo de la suerte, como ella dice. Previamente me ha dejado el desayuno preparado, ha salido a comprar el periódico, como hace cada día tras tomarse el desayuno, y vuelve a su trabajo. Me levanto, tomo mi vaso de leche y recojo, cocino un brownie de chocolate esta mañana, lo corto en partes iguales, pero siempre queda una más grande que el resto. Por lo que la pongo en un plato, se lo llevo y se lo dejo encima de la mesa, sin decir nada, y me acomodo en el sofá. Tengo bastantes cosas que hacer aún, pero este es mi mayor hobbie, contemplarla y reír cuando algo le sale mal, porque es así. Se enfada consigo misma y blasfema, pero nunca tira la toalla.
Pasan las horas y yo no me he dado cuenta, se nos ha olvidado hasta comer. Miro por la ventana y el sol ya se ha escondido otro día más. La noto cansada y le recomiendo que vaya a dormir, que descanse y que mañana siga. ¡Milagro, me ha hecho caso!
Se va, pero sin antes despedirse con un caluroso y profundo beso y me deja allí con el montón de hojas, puedo echarlas un vistazo y relatan una historia. Una historia de amor, donde cuenta todas las tardes de esa pareja, los propósitos que les quedan, sus deseos y sus temores... Vive lo que escribe, porque lo siente, porque está a gusto y porque se le da bien, para que negarlo y, en definitiva, porque a mí me gusta. Pero hay algo en esa historia que me desconcierta y es que aún no se ha atrevido a darles un nombre a los personajes, pero esperaré y a medida que vaya escribiendo sabré cómo avanza esta historia y si lo que plasma en ella le hace feliz o le disgusta. Y, yo, me encargaré de que tenga un final feliz.

lunes, 2 de mayo de 2011

Cada balanza tiene su contrapeso.

-Mantén el equilibrio. Coloca los pesos en la balanza. ¡Cuidado, se está desnivelando! Respira hondo, pero no muy fuerte porque cualquier movimiento brusco hará que esta se desequilibre y todo caiga sobre el lado opuesto- pensaba esta misma tarde.
El estar nivelado en la vida es muy importante, porque no solo tiene que ver el equilibrio para mantenernos en pie, sino aportar algo en su medida justa para recibir la misma proporción, nunca hay que aportar ni recibir más que lo que el otro puede darte o esperar de ti.
Debemos mantener la balanza en su punto medio, para que cada día tengamos que volver a nivelarla, para que cada momento que pase estemos pendientes de que una de esas dos partes esté dando más de sí y gane el pulso.
Hoy, he perdido esta batalla. Me he relajado y me he despistado y la otra persona que estaba al otro lado de la báscula me ha comido la merienda. Ha derribado todos mis pesos y ha realizado todo el trabajo. Ahora, busco los porqués y me doy cuenta de todos y cada uno de los detalles que fue poniendo sobre su platillo. Resultado: me supera con creces.
Me toca dar el triple que esta persona y lo haré, no dejaré que me ayude, que quite parte de su peso o que venga a darme pistas. Así que ahora solo toca trabajar y trabajar, para que el resultado sea el esperado. Porque es lo único que necesito en mi vida, porque quiero seguir pendiente de las oscilaciones de la báscula, porque y en definitiva quiero verte sonreír.