jueves, 23 de junio de 2011

Parecemos lo que no somos. Súmale treinta.

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si
saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta
cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida
entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en
tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu
boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al
cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan
entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas
se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas
la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene
con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu
pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como
si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de
fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella.
Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar
contra mí como una luna en el agua."

Parece que todo se ha convertido en una rutina ya, ¿verdad?. Parece que cada cosa que hacemos por los demás, apenas tienen sentido o importancia en nuestras vidas, ¿verdad?. Parece que cada vez que miro tus ojos, no me muero un poco por dentro, ¿verdad?. Parece que cada beso de despedida, sea el mismo que el de cada noche antes de verte marchar a lo lejos, ¿verdad?. 
Estas rutinas aburridas son las que hacen que terminemos cansándonos de todo y de todos. Pero no, desde hace cinco meses, me he propuesto y me he convencido de que todo lo que aquellos den por supuesto, se confundan. Esta vez sí, estarán equivocados.
Externamente, me verán con la misma apariencia. Pero internamente será lo que haga que estén equivocados. Estaré enamorada hoy, mañana, pasado y el resto de los días. Y eso hará que se equivoquen, porque seré feliz y no tendré que disfrazarme o disimular mis disgustos o mi infelicidad. 
Haré que cada cosa que haga, diga, sienta y escuche sea diferente cada día. Será una rutina distinta a las rutinas de los demás. Será nuestra rutina, aquella en la que vaya de la mano contigo cada día.
Por ahora y hasta entonces, solo te pido que le sumes treinta...

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