miércoles, 10 de agosto de 2011

Cinco días.

Llevo toda la tarde metida en casa y estoy realmente cansada. Me pregunto de qué será e imagino que la respuesta sea: de no hacer nada.
Me pongo el pijama, me lavo los dientes, abro la cama y me echo sobre esta. Dejo que mi ordenador vaya encendiéndose poco a poco mientras me relajo en la cama. Me acomodo la almohada y comienzo a pensar en lo que esta noche voy a dedicarte. No se me ocurre nada y lo poco que me pasa por la cabeza lo descarto rápidamente. 
No recuerdo tu cara, tu voz, la comisura de tus labios ni el sabor de estos. Te echo de menos. El ordenador ya está encendido, no ha tardado mucho esta vez.
Abro las páginas habituales, pero no me aportan ninguna información nueva. Me aburren y me pongo a ver una película. 
Hoy, la cama es demasiado grande, está fría y, a la vez, vacía. Y,por si fuera poco, todas las paredes de mi habitación gritan tu nombre. Te esperan, impacientemente, las frías paredes de color amarillo... y tu pequeña P.


Y,hoy, tacho otro día de mi calendario...

1 comentario: